
Si acaso me contradigo. Antología Poética.
Colección Primero Sueño
Sor Juana Inés de la Cruz (1651 – 1695)
Coordinación editorial: Giordana García Sojo
Diseño y maquetación: Óscar Vásquez Coraspe.
El título de la presente selección se lo debemos a un verso: “Si acaso me contradigo / en este confuso error, / aquel que tuviese amor / entenderá lo que digo”. Sor Juana fue en sí misma una contradicción, una monja que escribe de amor, una mujer erudita que puso por encima el apego al conocimiento que cualquier otra posibilidad (para la época), una rebelde y una devota. Pero el verso en cuestión: “Si acaso me contradigo” da cuenta de una respuesta poco dócil a una mirada inquisidora desde afuera, como de hecho fue hasta el final, cuando las exigencias de la Iglesia le prohibieron seguir escribiendo. Y como quizá sucede aún hoy, cuando exigimos de Sor Juana una especie de tutela mayor, sin traerla a los tiempos que corren y prodigar su palabra de las maneras más eficaces. Este libro de bolsillo busca divulgar su obra poética de manera fluida, como un homenaje y una apuesta por la fascinación compartida por aquella mujer que supo regalarnos su genio, y fundar un precedente luminoso para las mujeres escritoras y hambrientas de saber.
Quéjase de la suerte:
insinúa su aversión a los vicios,
y justifica su divertimiento a las
Musas.
En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas,
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi entendimiento
que no mi entendimiento en las riquezas.
Yo no estimo hermosura que vencida
es despojo civil de las edades
ni riqueza me agrada fementida,
teniendo por mejor en mis verdades
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.
Sor Juana Inés de la Cruz o Juana Inés Ramírez de Asbaje, nació en Nepantla, México, el 12 de noviembre de 1648. Fue una de las más grandes intelectuales y escritoras de su época. Luchó contra innumerables obstáculos para poder estudiar, siendo una pionera del feminismo en su práctica cotidiana, pues se las arregló para sortear la prohibición de entrar a la universidad y aprendió de manera autodidacta diversas disciplinas como astronomía, geometría, ingeniería, filosofía y literatura. Luego de una temporada acompañando la corte de los virreyes de Nuevo México, se internó en un convento de la orden de San Jerónimo, donde por un tiempo pudo dedicarse a la escritura. Escribió poesía, teatro, villancicos, cartas, ensayos, entre otros géneros. Escribió en español y en náhuatl, incorporando el idioma de los indios a su obra. En uno de sus textos más famosos, la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, defiende abiertamente el derecho de las mujeres al conocimiento y la educación. En 1693 fue forzada a deja sus estudios y la escritura por hacer una crítica teológica al jesuita Antonio de Vieyra. Falleció dos años después, a la edad de 46 años.