Balada de Blas y Lydda
Once poemas y una canción para que Lydda baje de la Sierra es un canto de amor que sólo pudo nacer de un sentimiento multidimensional, un afecto fraguado del compromiso militante por la transformación social que se manifiesta en admiración, afecto, respeto y camaradería. Blas Perozo Naveda amó genuinamente a Lydda Franco Farías. Fue un amor ardido, caliente como el lomo de las dunas de Coro, o los ensortijados cardones que bordean el lago de Maracaibo.
Ambos poetas compartieron un impetuoso doble arraigo por tierras zulianas y falconianas. Lydda nació en San Luis, en la sierra de Falcón, un paraje que remonta historias de encantos y cuevas, pero que especialmente guarda una parte de la historia de los movimientos de resistencia, alzados, izquierdosos y cabecitas calientes de Venezuela. La poesía de ambos no puede, no quiere, escabullir el compromiso, no rehúye de la palabra que interpela y aguijonea el statu quo, al contrario, va a su encuentro, la forja.
A pesar de ser contemporáneos, Blas admiró a Lydda como a una maestra primordial, como una mujer que supo enfrentar las adversidades con la palabra punzón, pero también con la alegría que cobija y se disciplina en la esperanza.
Estos poemas de Blas no pretenden más que rendir homenaje a un amor absoluto, refulgente, una presencia permanente para acicatear la resistencia, una bandera que ondea para recordarnos la dignidad posible y siempre hermosa, la poesía como oficio, pero también como modo de vida.
Por eso Blas pide un himno para Lydda, no una canción desesperada, no, a Lydda se la invoca para que “baje de la Sierra” y se siga fundando en escuelas, canciones, aguaceros y atardeceres. El poeta llama a una Lydda omnipresente que pueda sostener y dar sustancia a la necesidad secular de renombrar la belleza, y limpiar la casa y la calle de la oscurana acechante.
Hay en este puño de poemas una pulsión mítica, Lydda se nos presenta como una fuerza excepcional, cercana a los padres fundadores de la Patria, o a la diosa yaracuyana María Lionza. Es Lydda heroína, mujer península y serranía, cacica jirajara, origen de los ríos y de la palabra que mana hacia el corazón.
Estos versos deben ser leídos en voz alta, preferiblemente al aire libre, con la mirada puesta en alguna cresta de montaña o en el horizonte que busca costa, es igual, lo importante es acercarse a un estado de sobrecogimiento que recale en la experiencia mundana, una emoción que nazca y vuelva a la tierra, porque recorre un mito fundamentado en la lucha social, en la historia de los hombres y las mujeres, en la posibilidad del verbo para transformarlo todo.
El libro Once poemas y una canción para que Lydda baje de la Sierra se puede descargar en el siguiente link:
http://www.elperroylarana.gob.ve/once-poemas-y-una-cancion-para-que-lydda-baje-de-la-sierra/
Giordana García Sojo
(Mérida, Venezuela)
Poeta, editora y promotora cultural. Estudió Literatura Hispanoamericana y Venezolana en la Universidad de Los Andes (ULA) y Antropología Social y Gestión y Promoción de Derechos Culturales en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente se dedica al diseño, desarrollo y acompañamiento de proyectos editoriales a través de Nila Ediciones. A sido invitada a ferias del libro y festivales de poesía de Argentina, Brasil, Cuba, Colombia y Bolivia. Su más reciente libro es el poemario Bajo el rezo animal (Ediciones Solar, 2022).